Leer es una de mis actividades predilectas, una actividad que muchas satisfacciones ha traído a mi vida. En mi años mozos disfrutaba de devorar libros sin consideraciones alcanzado a leer la cantidad de 15 libros al mes, alguna vez me paso por la cabeza el reto de leer un libro al día, eso sería genial, la realidad es que eso fue imposible.
Al menos para mí, que soy un simple mortal que tenía algo de tiempo libre dado que dividía el tiempo de la escuela y dejaba un espacio considerable a la lectura. Ahora, con la saturación de trabajo y enfoque a prioridades de vida esto llego a ser un sueño inalcanzable.
Pero hoy, el motivo de esta publicación es señalar el caso de una persona que se lo propuso y... lo logró. 366 días, 366 libros. Un desafío de una dimensión descomunal. Su nombre es Jeff Ryan y cuenta su experiencia para motivarnos a todos aquellos que nos gusta la lectura: tu también puedes.
En palabras de Jeff:
Como muchos de ustedes, tengo un persistente problema: No soy un usuario de drogas. Usualmente pago mis tarjetas de crédito cada mes. Viajo, veo a mi familia, no estoy estresado. Y la grande triada: ¿tomar, beber y fumar? No, gracias.
Esto es genial para mis tasas de seguridad social, pero no cuando trato de determinar una meta para año nuevo. Así que: ¿qué puede hacer alguien como yo en 2013?...
Tuve el mismo dilema el año anterior, y mi solución, mientras ingeniosa, resultó ser todo un reto. Decidí que leería más. No un libro al mes, o siquiera un libro a la semana. Un libro completo cada día. Trescientos sesenta y seis libros al final del año. "Reto aceptado"...
Y, créelo o no, ¡funcionó!
Aunque la meta casi no duro las 24 horas. La noche de año nuevo forcé mis pestanas a permanecer abiertas y leí una corta novela de horror. El siguiente día terminé: "Cenicienta se comió a mi hija", no obstante su título, no era una novela de horror sino una historia del género "pop-culture". El día después me aventé la colección de "The walking dead". Conduciendo al trabajo, conquisté el último audiolibro de Nelson DeMille. La noche después de eso, leí el capítulo final de Narnia a mi hija en la hora de dormir.
Siete días, siete libros. Hasta entonces todo bien. Y así continúe una semana, después otra, y otra. Pronto mi primer pensamiento al despertar era leer.
La clave de este objetivo, podrás pensar, es elegir libros pequeños. No lo niego, leer libros cortos fue la regla número 2.
Pero como todo, fue un compromiso. Si alguna vez has estado en un equipo deportivo, obra escolar o escuela de medicina, sabes que el compromiso supera todo lo demás. Fiestas son descartadas, dormir es postergado, correos electrónicos se quedan sin contestar. "No puedo - tengo practica / ensayo / un cadáver que disecar."
Desde ya, este tipo es un héroe para mí. No solo conquistó el reto que le supuso leer un libro al día sino que no dejo sus actividades regulares en segundo plano para acometerlo.
Simplemente necesitó compromiso, dedicación y enfoque. Tal vez me proponga una nueva resolución para 2014…
Mas información de Jeff Ryan y su proyecto en este enlace.
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