Son las 5:30 de la mañana cuando el teléfono celular hace sonar, como es de costumbre entre semana, la alarma con su odioso sonido. Es el primer contacto que tengo con el mundo exterior y es provocado por el dispositivo que más utilizo por el resto del día.
¿Por qué semejante preludio? Sucede que he descubierto que aquella famosa locución latina de Descartes "Cogito Ergo Sum", traducida normalmente como "Pienso, luego existo" bien podría aplicarse a nuestra ajetreada vida moderna en la cual, cada día que pasa, nuestra tecnología de bolsillo se vuelve aún más imprescindible. El buen Descartes sugería que mientras tengas consciencia propia y puedas generar pensamiento lógico (o ilógico) entonces eso indica, sin lugar a dudas, que tienes presencia en este universo. Eso con respecto a tu propia persona. ¿Qué tiene que ver eso con un teléfono inteligente? Ya llegaremos a ese punto.
Al ser una persona que utiliza lentes para poder ver con claridad y precisión puedo acertar a decir que los anteojos son uno de los mejores inventos que la humanidad ha creado ya que, aunque mi vista esté deteriorada, al usarlos puedo simplemente ver bien. Los lentes son una extensión de mi cuerpo para poder apreciar, con mejor nitidez todo aquello que quepa en mi campo de visión. Tal como lo es un telescopio para un astrónomo con el cual puede realizar sus investigaciones científicas de los cuerpos celestes, este aparato es una extensión de su humanidad para desempeñar su trabajo, su pasión. ¿Cómo se relaciona esto con el Smartphone? Ya casi llegamos.
El ser humano es un animal social, necesita del contacto con otras personas para sobrellevar su propia existencia. Es por esto que la humanidad con el tiempo ha tenido a bien desarrollar herramientas de comunicación que trascienden el espacio físico. La tecnología de interacción persona-persona es, a día de hoy, bastante asequible y los dispositivos que hacen uso de ella con el pasar del tiempo se vuelven más económicos para llegar aun a más gente en el mundo. Ya estamos listos para saber que tiene todo esto que ver con los determinados teléfonos inteligentes.
iPhone, por lo tanto existo. Con un dispositivo mediante el cual me pueden contactar ya sea por llamadas de voz o mensajes de texto puedo afirmar que este es una extensión artificial de mi existencia en el mundo para con los demás y de mí persona para el ambiente circundante. Asimismo como los lentes son para mi visión, indudablemente toda la tecnología aplicable a acercarnos con las demás personas en este mundo converge en un simple teléfono. Que yo haya escogido un iPhone para la redacción de este artículo solo es señal de mi predilección por la marca pero obviamente cualquier otra aplica.
Deja que pensar: Redes sociales, correo electrónico y mensajería instantánea. Todo está convenientemente reducido a un dispositivo de bolsillo preparado para comunicarte con quien mejor te parezca y hacerles saber que, bueno, existes.
10:30 PM y es tiempo de activar otra vez la alarma pues mañana será otro día lleno de cosas nuevas que enfrentar. Al menos mi teléfono es mi constante de comunicación en este mundo atiborrado de variables.
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