martes, 11 de agosto de 2015

De cómo eliminar las bebidas azucaradas de tu dieta te puede cambiar la vida

Cuando era apenas un niño recuerdo que solíamos tomar bebidas azucaradas en familia para acompañar nuestros alimentos a cualquier hora del día. No importaba si era mañana, tarde o noche. La soda fue uno de los factores que definió mi infancia. Y también mi obesidad infantil. 


No voy a entrar en detalles acerca de si la soda engorda o no, pero tampoco voy a obviar el dato de la inmensa cantidad de azúcar que esta contiene y cómo esto influenció negativamente en la gordura de mis solaces años. La verdad es que era un niño feliz que creía inocentemente que el ingerir esta sustancia resultaba algo inofensivo. ¡No! ¿Cómo podría pensar que me iba a hacer mal? Si la llevamos tomando desde hace mucho y nunca había pasado nada. Mis padres me la servían en cada comida.  

¡Era una trampa! No fue sino hasta los 19 años que fui ampliando mi criterio y empecé a considerar algunos aspectos de mi alimentación. ¿Qué estaba haciendo bien y que estaba haciendo mal? No tenía nada que perder. Hice la prueba y pude deshacerme del vicio / adicción a la soda. Ya sabes lo que dicen, nunca es demasiado tarde.  

Al mismo tiempo que baje de peso y reduje la circunferencia de mi abdomen (consecuencia directa de dejar los refrescos) también sentí que mi flexibilidad corpórea mejoraba. El dejar la soda en favor de tomar únicamente agua me permitió mejorar considerablemente mi salud. Sin mencionar que hacer ejercicio era más fácil que antes. Mi condición física me lo agradeció. 

Entonces, como mencionaba en el principio, muchas personas crecieron con la costumbre de día con día consumir bebidas azucaradas para acompañar sus comidas. No es difícil de comprender que resulte complicado dejar este hábito de la noche a la mañana. De hecho es imposible hacerlo de esa manera. Mi objetivo con este artículo es explicarte como hice yo para, de manera definitiva, dejar toda clase de refrescos de manera gradual tomándome el tiempo necesario. 

1.- Agua, agua y más agua. Es sencillo, si quieres dejar de tomar refrescos solamente es cuestión de sustituirlos con el líquido más saludable que existe: el agua. A mí me ha funcionado conseguir un termo con capacidad de un litro y tomar constantemente de él. Por supuesto, siempre es sencillo rellenar el recipiente cuando se termine pues la disponibilidad del agua es amplia.    

2.- Encontrar sustitutos. Si el agua no funciona muy bien para ti con las comidas (al menos al principio) puedes optar por bebidas preparadas de cualquier fruta. Claro, estas también tienen contienen azúcar pero puedes estar seguro que es sustancialmente menos que cualquier soda en el mercado. 

3.- Cero soda en tu organismo. Lo cierto es que dejas la soda por completo o simplemente no la dejas. No existe eso de tomar solo un trago o únicamente una vez a la semana cuando te propones eliminar el vicio de raíz. Se debe establecer el compromiso de cero soda. Lo siento, no existen medios caminos en esto. 

Pues ahí, mi experiencia con las bebidas azucaradas. Creo que no me equivoco al mencionar que el dejar de consumirlas fue una de las mejores decisiones que he tomado. Mi cuerpo me lo ha agradecido enormemente.   

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